CAMPAÑA CONTRA LA FINANCIACION DE LA IGLESIA CATOLICA MEDIANTE EL IRPF.

 

La Asociación Laica de Rivas Vaciamadrid, ante la nueva campaña de declaración de la renta, IRPF, correspondiente al ejercicio 2006, quiere contribuir a aclarar desde el laicismo, lo que implica el marcar o no la casilla correspondiente a la financiación de la iglesia católica, así como a qué se dedica el dinero recaudado por este concepto.

Los ciudadanos que ponen una cruz en la casilla correspondiente a la iglesia católica, no están aportando nada de su bolsillo, como se nos quiere hacer creer: están indicando, tan sólo, que una parte de sus impuestos (el 0,5239 % de su cuota íntegra), que no son de él sino del Estado, se destine a la iglesia católica y a sus fines privados, al clero y a su culto. El efecto final es que detrae estos recursos del sostenimiento de los gastos públicos y pagan menos impuestos, contraviniendo el artículo 31 de la Constitución que declara que todos los españoles debemos contribuir a los gastos públicos basándonos en el principio de igualdad. Sólo por este concepto la iglesia católica ingresó en 2006, 144 millones de euros (unos 24 mil millones de pesetas), que se dedicaron exclusivamente al sostenimiento directo del clero y de sus particulares actos religiosos.

Conviene aclarar que este importe no incluye las subvenciones a sus centros educativos, los salarios a los catequistas de religión en la escuela pública y en la concertada, las exenciones y bonificaciones fiscales a la iglesia, o las subvenciones para organizaciones sociales de titularidad eclesial y que también son financiadas desde Estado. Los privilegios económicos son de tal calibre, que no encontrará usted ninguna cifra sobre este asunto en la web del episcopado. La opacidad informativa en esta materia es la tapadera del escándalo social que provocaría esta situación en un Estado realmente aconfesional.

Lo cierto es que la iglesia católica no se autofinancia, como se comprometió en los Acuerdos de 1979. Lo cierto es que sus nóminas y sus ritos los pagamos del Presupuesto del Estado. Sin que el católico ponga un céntimo adicional de su bolsillo. Y eso es así en virtud del ilegítimo y preconstitucional Acuerdo sobre Asuntos Económicos de 1979, fiel continuador del, aún vigente Concordato de 1953, concertado entre Franco y esa anomalía política que es el Estado del Vaticano, a través del cual se instauró en este país el nacionalcatolicismo que otorgaba hegemonía absoluta a la Iglesia Católica en todos los aspectos de la vida pública y privada.

En los Acuerdos de 1979 figuraban ciertas obligaciones eclesiales (compromiso de autofinanciarse en el plazo de tres años y devolución de cantidades entregadas a cuenta), que se ha incumplido sin más. Y en el reciente acuerdo con el Gobierno se ha olvidado ignominiosamente. Pero los privilegios pactados en 1979, se han exigido y cumplido “religiosamente”. La clásica ley del embudo.

Resulta curioso que en una España “mayoritariamente católica” y donde cada domingo “van a misa 9 millones de personas” según cálculos de la jerarquía católica (no busque en la web episcopal cómo está calculado o la estimación estadística, pues no lo encontrará), los fieles no puedan pagar a sus pastores y su culto: bastaría con que cada asistente diera 1 euro en cada misa, para que recaudara tres veces más de lo que obtienen a través de la casilla de la renta. La realidad, es que hace diez años ponían el aspa en el IRPF el 43% de los declarantes y en la actualidad está en torno al 30%.

El reciente sistema negociado con el Gobierno (que entrará en vigor en la declaración del año que viene), ha venido a consolidar estos escandalosos privilegios basados en los Acuerdos de 1979: la jerarquía católica ha conseguido un incremento en su financiación de los Presupuestos del Estado de hasta el 0.7%, lo que supone un incremento del 33,6% por cada declaración.

Creemos que sería más sensato y lógico que, tras la liquidación anual del IRPF, el contribuyente católico que lo deseara realizara una aportación adicional voluntaria, por el importe que considerara conveniente. Pero una vez saldada su deuda con el Estado.
Creemos que esto es hacer las cosas con sensatez. De lo contrario continuaremos asistiendo al escándalo de que TODOS los españoles sigamos pagando las nóminas del clero católico.

Por todo lo expuesto la Asociación Laica de Rivas Vaciamadrid pone en marcha una campaña dirigida a los ciudadanos que tengan que hacer su declaración, y al conjunto de fuerzas sociales implicadas en la defensa del laicismo, para que hagan suyas esta propuesta:

No marques la casilla correspondiente a la iglesia católica en la declaración del IRPF, ejercicio 2006. La Iglesia católica debe autofinanciarse, al igual que todas las confesiones religiosas. Son los fieles de cada confesión los que deben mantener, con sus aportaciones, su clero y su actividad confesional. La Conferencia Episcopal y las distintas diócesis no pueden financiarse con fondos públicos.

Asimismo, creemos que sigue más vigente que nunca la necesidad de la derogación de los Acuerdos de 1979 y del Concordato aún vigente, por ser el principal instrumento de desnaturalización de los preceptos constitucionales de aconfesionalidad del Estado, libertad de creencias e igualdad de todos los españoles ante la ley.

Asociación Laica de Rivas Vaciamadrid

Mayo 2007

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