CIUDADANO ROUCO Y DEMOCRACIA
El ciudadano Rouco Varela, para quien la democracia y sus
usos no representa ningún papel en su vida profesional ni personal,
acaba de descubrir la necesidad de la democracia: propone un referéndum
para “conocer mejor la realidad profunda de la conciencia…de los españoles”,
en relación con la legalización del matrimonio homosexual.
El Parlamento español, expresando el pluralismo que refleja la voluntad
popular a través de los partidos políticos, ha elaborado una
ley justa: trata con igualdad civil a un colectivo minoritario, le concede
derechos civiles de los que no gozaban hasta ahora y no le impone ninguna
obligación a nadie. Eso es justo.
Pero la legitimidad y justicia democrática de esta ley es puesta en
tela de juicio por monseñor Rouco, porque no se ajusta a su particular
(y por tanto, privada) concepción moral, ignorando que las decisiones
públicas (y una ley lo es) no puede derivar de fuentes de revelación
o disposiciones de índole privada y arbitraria.
Estamos convencidos de que existen muchas personas cuya identidad religiosa
no es, en sí misma, ni buena ni mala para el sistema democrático.
Simplemente, participan en el sistema democrático y lo aceptan. Sin
embargo, creemos que personas como el ciudadano Rouco representan un auténtico
peligro para la democracia, puesto que careciendo de cualquier representatividad
política buscan anular una ley elaborada por el Parlamento, tratando
de interferir en las leyes y políticas públicas.
Monseñor sabe que su Iglesia no es una institución deliberativa
sino de mando y obediencia férrea, que no duda de sus dogmas, ritos
o teología. No está diseñada para dialogar ni debatir,
sino para imponer jerárquicamente una doctrina. Como corresponde a
una monarquía absoluta, teocrática y medieval.
No obstante, el ciudadano Rouco tiene una ocasión excepcional de demostrar
que este furor democrático que le acaba de asaltar (petición
de referéndum) es una “conversión” genuina y sincera. Se me
ocurre que podría proponer a la sociedad española varias consultas:
1) Someter los Acuerdos con el Vaticano a votación popular; 2) Igualmente
con la financiación de la Iglesia católica;3) Derogación
de la Ley de Libertad Religiosa; 4) El adoctrinamiento religioso fuera de
las escuelas financiadas con fondos públicos. Desde aquí, cuente
con nuestro apoyo de antemano. Ánimo, ciudadano Rouco, atrévase.
Si no se atreviese a tanto, le propongo que dé una satisfacción
en su propia Casa, y convoque varios referéndums:
- Para suscribir todos los tratados internacionales en los que se recogen
los derechos humanos, que representa la Declaración de 1948.
- Por la igualdad efectiva y real de hombres y mujeres.
- Por la libertad de pensamiento y de expresión.
- Por las garantías jurisdiccionales en los juicios por violación
de sus propias leyes
- Por que todos sus miembros puedan participar en la designación de
cargos públicos.
Todas estas consultas actuarían sobre situaciones lacerantes e injustas.
Mientras no se atreva a convocarlas, el monseñor/ciudadano Rouco no
tiene ninguna legitimidad moral ni política para darnos lecciones de
democracia a los ciudadanos. Y mucho menos para desestabilizar nuestras instituciones
democráticas.
Rivas Vaciamadrid, 13 de noviembre de 2008
M. Enrique Ruiz del Rosal
Asociación Laica de Rivas Vaciamadrid