Acaba de llegar a mis manos el programa electoral de Izquierda Unida para las elecciones municipales de mayo. Y la impresión, en lo que se refiere a los aspectos laicos, ha sido decepcionante. Es una pena que un programa bien concebido e ilusionante en tantos aspectos haya sido incapaz de incluir ninguna referencia a esta importante problemática, ni siquiera en el nivel general de las declaraciones de intenciones. Tan sólo en el apartado Nuestros servicios públicos, Educación afirman “No podemos terminar estas reflexiones previas sin recordar la necesidad de avanzar hacia un modelo laico de enseñanza, que establezca un modelo neutro de convivencia para la sociedad, cada vez más plural, en la que vivimos y para la que trabajamos”. Punto.
Como en todo programa electoral, se mezclan declaraciones de intenciones generales, que no vinculan obligatoriamente, con acciones muy específicas fácilmente objetivables, pasando por exigencias a otras administraciones de imposible cumplimiento. Repartidos entre estos tres niveles. Es un documento en el que se tratan todos los aspectos sociales o económicos, más o menos importantes, de interés para nuestros ciudadanos: desde la educación, la cultura, el deporte o la tercera edad, hasta la promoción empresarial y los aspectos tecnológicos digitales. En total, más de 1.500 líneas de programa electoral.
No entiendo por qué no han podido incluir tres líneas tan sencillas como: “Ningún miembro de la Corporación municipal, ni funcionari@ de ésta, podrá participar en actos de naturaleza confesional, en su calidad de tal y, por tanto, si participa, lo hará sin estar investido de representatividad oficial”; o, “Todos los espacios públicos deberán estar exentos de símbolos o menciones confesionales”; o, ”Ningún acto de naturaleza religiosa tendrá carácter de “acto oficial”; o, “De acuerdo con el mandato constitucional, la Corporación defenderá la igualdad de derechos y la libertad de conciencia de todas las creencias y, especialmente, de aquellas que no cuenten con capacidad de presión corporativa o mediática”. En fin, me remito a la propuesta que les hicimos personalmente.
Llama la atención que personas que expresan su laicismo a título individual (el alcalde o Martínez Perea, entre otros), sean incapaces de volcar esa preocupación en el nivel institucional. Parece que cuando se tienen responsabilidades de gobierno cuesta hacer públicos nuestros valores laicos y ciudadanos. La Iglesia sigue asustando enormemente a nuestros “diferentes” y “republicanos” amig@s de Izquierda Unida, por otra parte, tan admirables en otros tantos aspectos.
En la entrevista ya nos adelantaron que, como no existían problemas con los aspectos laicos en el municipio (en la escuela por ejemplo) no sentían que tuvieran muchos “deberes pendientes” en este sentido. Nosotros sabemos que sí, mientras siga la placa católica en el cementerio o el alcalde y los concejales asistan como tales a la procesión de S. Isidro (¡atención al 15 de mayo!). En todo caso, cualquier declaración de intenciones en un programa electoral tiene la virtud de sacar a la luz una problemática tan presente en nuestra sociedad como el confesionalismo en las personas y en las instituciones públicas. Y eso siempre es importante.
Por eso, en este 14 de abril, (día de la República y de la cena republicana), os animo a que hagáis llegar por todos los medios posibles nuestro malestar a cualquier compañer@ de IU con que os relacionéis, para hacer valer nuestros derechos como ciudadanos, cuya libertad de conciencia y de pensamiento nos exige seguir dando la tabarra a nuestros políticos, para que sean capaces de hacer en la práctica lo que dicen en las revistas del municipio. Es importante hacerlo desde ahora, porque el próximo 23 de abril tienen una Asamblea Local de IU en que se va a tratar el programa electoral. Puede ser la última oportunidad de hacer visible esta problemática entre sus afiliados.
Un abrazo laico
Enrique Ruiz del Rosal