El jueves, 26 de abril de 2018 tuvo lugar en la Casa de Andalucía de Rivas una charla-coloquio sobre la financiación de la Iglesia Católica a través del IRPF. La presentación estuvo a cargo de Enrique Ruiz del Rosal y explicó las razones de por qué no hay que marcar ninguna de las casillas de asignación tributaria al hacer la declaración de la renta:

Quienes marcan las casillas de la asignación tributaria no aumentan su contribución a la Hacienda Pública, sino que reducen su aportación, pagan al Estado un 0,7 o un 1,4 % menos, que pasa a la Iglesia católica. Así el dinero recaudado por esta vía sale de los Presupuestos Generales, no es una aportación del contribuyente.

Nos manifestamos en contra de que el Estado sirva de recaudador de la Iglesia Católica, destinando dinero público para fines exclusivamente religiosos y de mantenimiento del clero católico, por lo que entendemos que no debería existir dicha casilla en la Declaración de la Renta. El dinero recaudado a favor de la Iglesia Católica, es utilizado por esta Corporación religiosa para pagar sueldos y seguros sociales de curas y obispos, para gasto corriente y proselitismo de la Conferencia Episcopal, para publicidad y propaganda de las campañas eclesiales, para la financiación de sus propios medios de comunicación, para las universidades eclesiásticas, para montar campañas antiaborto, homófobas… y contra diversidad de derechos civiles, para las beatificaciones, para engordar las arcas del Vaticano, para el pago del IVA… En fin, nada que ver con fines sociales ni benéficos. La financiación eclesiástica debería ser exclusiva de sus acólitos, aumentando la cuota en su IRPF y no restando de la hucha común de los presupuestos generales.

En cuanto a la casilla de “Otros Fines de Interés Social”, Europa Laica puede reconocer la labor de algunas de las ONGs (incluidas las religiosas) beneficiarias de dicha casilla. No obstante, la mera existencia de esta casilla sirve a efectos de legitimación (o como coartada) de la existencia de la casilla de la Iglesia Católica, pues ofrece apariencia de donación voluntaria y de libertad de elegir en qué se gastan los impuestos, cuando, en la práctica, no es así. Marcar una u otra o las dos casillas, a efectos prácticos y presupuestarios, tiene como objeto calcular la cantidad sobre el total del impuesto recaudado que se repartirá entre la Iglesia Católica y las ONGs (y que se detrae de otros gastos sociales en los que pudiera emplearse dicha cantidad). No supone, por tanto, una donación voluntaria sino una forma con la que establecer qué cantidad del dinero de todos se destinará a la Iglesia y los fines sociales. Distinto quizá sería si, además del impuesto, el contribuyente pagara un 0,7% más para dichos fines (de la iglesia u otros), en cuyo caso sí sería una donación voluntaria, lo que no es el caso en el modelo actual. Y en cuanto a la libertad de opción al señalar una u otra casilla, hay que recordar que los impuestos “no son” de los contribuyentes, sino para atender a los gastos generales de todos y no para financiar creencias privadas.

Si marcas solo la casilla de ‘fines de interés social‘ para evitar la financiación de la Iglesia en un Estado laico, también participarás en la subvención de entidades religiosas adscritas a la lista de organizaciones beneficiadas por ese ‘interés social’. Concretamente 100 millones de los 280 recaudados para fines sociales irían a organizaciones afines a la Iglesia, según Europa Laica.

Los derechos sociales básicos exigibles a los poderes públicos por la Constitución Española no pueden quedar al margen, por tanto, de la asignación y discusión de los Presupuestos del Estado, ni de los procedimientos de control que garanticen que se asignen con equidad, eficacia y objetividad, y siempre en función de los intereses generales. El epígrafe del manual de la renta de este año para la casilla de fines sociales dice textualmente: “…considerados de interés social los fines de atención a las personas con necesidades socio-sanitarias, educativas o de inserción laboral. La prevención de la delincuencia, protección del medio ambiente y la cooperación al desarrollo.“ Estos gastos son de interés general y no deberían estar al albur de que haya más o menos contribuyentes que marcan esas casillas.

Al marcar la casilla nos situamos en el terreno de la discrecionalidad y se posibilita la asignación de recursos públicos con criterios sectarios y clientelistas. Por ello exigimos un cambio de modelo de forma urgente.

Propaganda de las ONG: Si no quieres ayudar, no marques la casilla. Como si los servicios sociales dependieran de la voluntad de los contribuyentes y no fueran responsabilidad del Estado!

Propaganda de las ONG: Si no marcas la casilla, ese dinero se lo lleva el Estado! El colmo de los colmos. Como si el Estado sobrara en esta sociedad! ¿Defienden que ellas hacen mejor labor que el Estado?

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